martes, 31 de octubre de 2017

MUERTE AL QUE NO SEPA LEER NI ESCRIBIR…


En una de las clases del diplomado de historia, el Dr Carrera damas, en suave inquisición, preguntaba a los allí reunidos: ¿somos una república o una monarquía? Pocos se atrevieron a responder, sólo un par de asistentes respondieron sin dudar: república, desde 1811. Carrera insistió, ¿están seguros de que realmente somos una república?
Esto dio pie a un debate acerca de las formas de gobierno que hemos tenido en Venezuela desde la independencia, sobre el peso terrible del caudillismo y el militarismo, acerca del comportamiento de los venezolanos ante el poder.
Traigo esta anécdota a colación por una conversación en nuestro lunes lunático de ayer en la sala de teatro Carmen Palma del grupo La Misere; allí conversamos, entre música exquisita (Génesis, Wembley 1986, las sesiones del Blues de la BBC y el concierto de la gira de YES del disco 90125 en Canadá) y un ron de los baratos, acerca de las similitudes entre la tiranía que nos oprime, los abstemios abstencionistas y un par de joyas de la literatura: la fábula de Esopo “Las ranas que pidieron un rey” y la pieza teatral de Ionesco “El rey se muere”.
Y para no echármela, como dice mi tía Gloria, de profesorcito de castellano, les dejo, la fábula, y el principio del 1er acto de la pieza de Ionesco. Al que tenga ojos, que lea:

Las ranas pidiendo un rey.

Floreciendo Atenas por la igualdad de sus leyes, la libertad descarada turbó la ciudad, y la disolución rompió el antiguo freno. Con esta ocasión, puestas en bandos las parcialidades, el tirano Pisistrato se apoderó del alcázar. Y como los atenienses llorasen su triste servidumbre; no porque el tirano fuese cruel, sino porque toda carga es pesada para los que no están hechos á ella, y hubiesen comenzado á quejarse, Esopo les contó al caso este cuentecillo.
Las ranas, que antes vagueaban libremente por las lagunas, pidieron á grandes voces a Júpiter un rey, que con rigor refrenase sus licenciosas costumbres. Sonrióse el padre de los dioses, y las dio una vigueta pequeña, la cual arrojada de improviso, con el movimiento y ruido que causó en el agua, aterró á la tímida grey. Como esta vigueta se mantuviese por largo rato clavada en el cieno, por fortuna una de ellas sacó poco á poco la cabeza del estanque, y después de haber observado bien al nuevo rey, las llama a todas. Ellas, perdido el miedo; se acercan nadando á porfía, y la chusma desvergonzada brincaba sobre el leño; y después de haberle ensuciado con todo género de inmundicias, enviaron a pedir á Júpiter otro rey, porque era inhábil el que las había dado. Entonces las envió un culebrón, que con áspero diente comenzó á morderlas. En vano las desdichadas hacen por huir de la muerte: el miedo las embarga la voz. De secreto, pues, encargan á Mercurio, que pida á Júpiter, socorra á las afligidas. Eso no, las dice el dios: pues no quisisteis contentaros con vuestro bien, sufrid el mal que os ha venido: y vosotros también, ciudadanos, concluyó Esopo, llevad en paciencia este trabajo, no sea que os suceda otro tanto mayor.

El Rey está muerto
1º ACTO
Julieta: Su Majestad, el Rey Berenguer Primero. ¡Viva el Rey! Su Majestad, la Reina Margarita, primera esposa del Rey. ¡Viva la Reina! Su Majestad, la Reina María, segunda esposa del Rey, primera en su corazón. ¡Viva la Reina! Su Altanería, el señor médico del Rey, cirujano, bacteriólogo, verdugo y astrólogo en la Corte. Sin embargo, a esta hora debe hacer calor. Calefacción, enciéndete. Nada, no marcha. Calefacción, enciéndete. El radiador sigue estando frío. ¡No me ha dicho que me retiraba la delegación de la lumbre! Oficialmente, al menos. Con ellos, nunca sabe uno a qué atenerse. ¡Viva la Reina!
Margarita: ¡Cuánto polvo hay aquí! Y colillas en el suelo.
Julieta: Vengo del establo, de ordeñar la vaca, Majestad. Ya casi no da leche. No he tenido tiempo de limpiar el living.
Margarita: Esto no es un living. Es el salón del trono. ¿Cuántas veces tendré que decírtelo?
Julieta: Está bien, el salón del trono, si Su Majestad quiere. No he tenido tiempo de limpiar el living.
Margarita: Hace frío.
Julieta: He intentado encender la calefacción, Majestad. No funciona. Los radiadores no quieren hacer caso. El cielo está cubierto, las nubes no parece que quieran disiparse fácilmente. El sol trae retraso. Sin embargo, oí que él le daba la orden de aparecer.
Margarita: ¡Ah, vamos! El sol ya no obedece.
Julieta: Anoche oí un leve crujido. Hay una grieta en el muro.
Margarita: ¿Ya? Esto marcha deprisa. No lo esperaba tan pronto.
Julieta: Intenté taparla. Me despertó a medianoche ¡Con lo bien que yo estaba durmiendo! Se ha vuelto a abrir ¿Hay que volver a taparla?
Margarita: No vale la pena. Es irrevocable. ¿Dónde está la reina María?
Julieta: Debe estar todavía en su tocador.
Margarita: De seguro.
Julieta: Despertó antes de amanecer. La oí llorar en su cuarto.

Margarita: Reír o llorar; es todo lo que sabe hacer. Que venga inmediatamente. Vete a buscarla.





miércoles, 18 de octubre de 2017

Y después del 15-O ¿qué hacemos? Análisis cultural para aprender de la derrota


Sobre su proyecto educativo, usted ya conoce mis ideas. La tarea esencial es comprender nuestro carácter, mezcla de servidumbre y prepotencia. Los venezolanos no sólo somos rebeldes a toda ley, deber o autoridad, sino también esclavos a toda fuerza e instrumento de toda tiranía. Esta dualidad proviene de inculcar en la conciencia infantil una falsa noción de acatamiento basada en la represión.
Rómulo Gallegos, en carta dirigida a Rafael Vegas. Madrid, 20/12/1935

     Asumir responsabilidades es uno de los valores más caros de la democracia. Bien sea en los aciertos, las victorias como en las derrotas, de un argumento, debate o elección. Es por ello que este documento, puesto a consideración de toda la oposición, no es ametralladora de repartición de culpas ni vendetta basada en el periódico del lunes, sino un esfuerzo por comprender y analizar, con las limitaciones intrínsecas a nuestra visión parcial, temporal y efímera.
Comencemos, no en criterio de mayor a menor importancia, pues todos los factores que presentamos son correspondientes y corresponsables, sino con criterio de elegancia política. Visto así, las cuentas pendientes se inician en 3-2-1…

1) Nosotros, electores opositores 
No comprender que solamente con un número estruendoso de votos, tal como ocurrió en las parlamentarias del 6 de diciembre de 2015, habríamos ganado la mayoría de las gobernaciones, es un error de gravísimas proporciones. Las mismas condiciones, ventajismo y atropello ocurrieron el 6-D, la misma conducta delincuencial por parte del narco-régimen, el mismo CNE, la misma oposición, los mismos actores. Sólo que en esta oportunidad fueron más efectivas las amenazas, el desencanto, la ruina cultural que nos perpetra desde hace ya más de dos siglos. En Miranda, para dar un ejemplo, por su similitud con el resto de los 17 estados perdidos, fue un desastre con 857.446 abstenciones y porcentajes escandalosos: 50% El Hatillo, 52% Baruta, 57% Chacao y 47% Sucre. En Aragua, en el centro donde fui testigo (escuela básica Simón Bolívar) y en el que reagruparon otros dos centros, de reiterada vocación opositora, la fuga fue del 50 %, y si sectorizamos, fue la clase media la más abstencionista, dejando ver, en nuestra perspectiva, la efectividad maligna de la campaña a través de redes sociales en quienes debieron ser los más activos, los más tercos, los más convencidos de que la única forma de vencer la trampa, y luego el fraude es con participación masiva. Dato a considerar: En los centros de votación de barrios, zonas populares o como quiera su imaginario llamarlos, se mantuvo la tendencia histórica, tanto a favor del oficialismo como de la oposición. En mi mesa, la número 3: Marco Torres 204 votos, Ismael García 149, nulos con trampa de sustituciones, 10.
Lectura: si en centros “opositores”, reubicados o no, hubiésemos tenido los votos del 6-D 2015 ______________ (llene usted el espacio en blanco)
Lectura: Se ganó en estados fundamentales (Zulia, Táchira, Mérida). ¿Punto en común? Votación opositora masiva.

2) Ellos, los políticos
Famosa es la frase que dice: los dioses ciegan a quien quiere perder. Nada más parecido a lo ocurrido este domingo próximo pasado. La política como relación entre el poder y los ciudadanos, ha cambiado radicalmente en los últimos años, a una velocidad de asombro. Varias son las causas de ese aceleramiento, y una de las fundamentales, la que representó el desbarranco del domingo, es el cambio de lenguaje de la sociedad en que vivimos, no comprendida por nuestra clase dirigente, por la mayoría de nuestros políticos de oposición. Excepciones hay, pero desgraciadamente muy pocas, casi invisibles. Este cambio de lenguaje tiene, por supuesto, nuevos canales; los más evidentes, las redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp, Pinterest, Linkedin, Telegram, Snapchat, Periscope y pare usted de contar. Pero también el de la calle, el del contacto directo, el de las colas, el del mercado, el de los jóvenes.
Y no se trata acá de, por un lado, desdecir o anular las formas tradicionales de hacer política, ni de desestimar la necesidad de traer al presente los valores y estrategias propias de políticos y políticas del pasado: claridad, oficio y persistencia en ideas, en actitud, en coraje, ni por otro de negar el uso reiterado y amplio, en la campaña para gobernaciones, de las mencionadas redes. A lo que apuntamos es a la escasa comprensión, por parte de nuestra dirigencia, en el alcance de estos masivos medios de comunicación como plataformas de un nuevo lenguaje, de nuevas formas de organización social que necesitan, por supuesto, nuevas formas de expresar, de decir la política. Decir las cosas de siempre bajo los nuevos formatos de la sociedad. En una palabra: Innovar.

Contando los pollos….
Contar los pollos antes de nacer es uno de los más crueles y certeros refranes populares, y para nuestra desgracia el error más grave de la dirigencia opositora. En política las analogías hay que verlas con cuidado, para precisamente no crear falsas expectativas, ilusiones fantasiosas y sin sustento. Es imperdonable que el mayor argumento para la victoria el 15-O de la clase política se sustentara en la repetición del número de votantes de las elecciones del 6 de diciembre. La política no es aritmética, sino geométrica: los aciertos no suman, multiplican, los errores no restan, dividen. Y así nos fue, divididos entre votantes convencidos y abstencionistas, entre ilusión y desencanto, la marea opositora, los millones de pollos del 2015 se transformaron en gallos huraños, en gallinas cluecas, en huevos podridos y abandonados a su suerte, a la de la república, o como la llama Agustín Blanco Muñoz, ex país.
En dos platos: la campaña opositora, así como la organización de la maquinaria, fue pésima. No se trata de hacer leña del árbol que cayó en domingo, sino de gestionar un balance de daños y proponer nuevas formas de organización, mejores modos de afrontar lo comunicacional. Las redes sociales no son una “extensión” de otros medios (TV, prensa escrita, Radio), son los canales de la cultura hoy en día, la manera de comunicarse de millones de jóvenes y no tan jóvenes. El uso de internet, la exposición mediática de los menores de 30 años es, en promedio, de 6 horas al día, solamente igualado con las horas de sueño. Es decir, alguien de 23 años pasa la mitad del día (12 horas) o durmiendo, o en internet.
Por supuesto, esta nueva manera de estar en el mundo, de vivir en la actualidad, conlleva nuevas formas del lenguaje, y por ende, de cultura. La campaña opositora perdió así un bastión fortísimo, la juventud, que por cierto, fue el sector etario más abstencionista el 15 de octubre. Esto fue menospreciado por los comandos de campaña, al punto que en la oferta electoral de la mayoría de las candidaturas los aspectos culturales, comunicacionales e históricos fueron subestimados, y en algunos casos omitidos de la estrategia opositora. Cómo cuesta hacer entender a nuestra fauna política que lo social no depende solamente de lo económico, sino principal y mayoritariamente de lo cultural, que debió ser expresado y promovido a través de lo comunicacional, de las redes, especialmente Twitter e Instagram. Esta tesis es, según pensamos, fácilmente comprobable: Ganamos en estados, regiones con profundas convicciones culturales democráticas, que protestaron, que se rebelaron, en la calle y en el voto: Mérida, Zulia, Táchira, Nueva Esparta, donde hubo liderazgos jóvenes unido a estrategias comunicacionales en su mayoría exitosas.
El papel de los jóvenes, tanto los pertenecientes a partidos como a organizaciones de la sociedad civil, fueron subestimados en muchos otros estados o regiones, y en el caso de Aragua en particular (en el que vivo y conozco mejor) la juventud fue usada, en su mayoría, solamente para participar en los “call centers”, adornar las gráficas de la dirigencia partidista o para entregar volantes en semáforos y caminatas.

La maquinaria
En conversación franca, desilusionada y ácida entre los testigos de la oposición, ya después de conocer los resultados, aún en el centro electoral, y secuestrados por el capitán X y el plan república, que no nos dejó salir hasta la 1 am del lunes 16 de octubre, dijo uno de nuestros testigos más jóvenes: “a mí no me vuelven a ver la cara de pendejo. No vuelvo a participar como testigo, no vuelvo más a ser “parquero” de la oposición, un cuida carros, un cuida votos”. Este desencanto, más allá de la lógica tristeza depresiva que da la derrota, sirve para evidenciar una de las fallas estructurales más perniciosas en la dinámica electoral: los desaciertos en la conformación de la maquinaria, eje transversal fundamental para el triunfo. Estos desaciertos son directamente atribuibles a la dirigencia opositora: desde la confección de los patrones hasta la movilización y la logística, fallaron estrepitosamente. Y que quede claro que esto no ocurrió por la falta de recursos o de personal capacitado. La debacle sobrevino directa y proporcionalmente relacionada con la exclusión de la gente, de los testigos y coordinadores de centro, en la elaboración de la estrategia y su puesta en escena.
En este punto en particular hay que reclamar a la dirigencia su estrechez de visión política y su centralismo exacerbado: todas las decisiones (la selección de testigos y coordinadores, el manejo de recursos, el diseño de la estrategia) fue realizado verticalmente. En un cogollo, o cenáculo para que no se exasperen tanto, se tomaron decisiones erradas, ilógicas y erróneas, que al ser mandatos, y no discusiones o diálogo, encontraron obstáculos insalvables: desánimo, incompetencia y desmotivación. ¿Es que no se han dado cuenta de lo incoherente que es criticar a la dictadura de centralista, de tirana y mandona, y hacer lo mismo puertas adentro? Es por eso que muchos no perciben diferencias entre gobierno y oposición, pues en ambos las acciones son “ordenadas desde arriba” sea arriba el clásico “hay que esperar lo que dice Caracas” o “hay que consultar al candidato”, vulnerando la moral opositora, tratando a los simpatizantes y partidarios como borregos, incompetentes o deshonestos, a los cuales hay que guiar, ordenar y regañar. Qué distinto hubiese sido si los diferentes partidos y comandos de campaña hubiesen oído en vez de dictado, que hubiesen dado autonomía a las parroquias en la conformación de los padrones, para luego establecer la estrategia electoral. Cómo nos hubiésemos fortalecido moralmente, aun perdiendo, si la toma de decisiones se hubiese horizontalizado, incluyendo a la gente, a los vecinos, a los liderazgos locales. Pero como dijimos previamente, los dioses ciegan a quien quiere perder, pues la lectura de nosotros, los “parqueros” del voto, no se diferencia en mucho de la lectura del común: todo por unos cargos, por una secretaría, por un cambur, que ni la cáscara tenemos ahora.

Políticos Paralíticos
La política, y perdonen la perogrullada, es dinámica, cambiante, heterogénea; en ella confluyen Aristóteles, Cicerón, Ismael García y María Corina. Lo viejo y lo nuevo, el comunismo y los partidos ecológicos, el Ying y el Yang. La labor del político es conformar una sabiduría práctica que le permita establecer una serie de coordenadas que rastreen la huella cultural y social, que convoquen individuos y comunidades tras una propuesta amplia, inclusiva y coherente con la sociedad en la que se encuentra. Para ello recurre el político (y todos podemos serlo) a una serie de realidades instrumentadas alrededor de viejas disciplinas como la historia, la filosofía o la sociología y otras nuevas como la tecnología, el marketing digital o la politología. En una frase: el político debe ser un lector de lo socio-cultural. Tener una visión de mundo capaz de dar explicación política al paso del tiempo, cultural, histórico o cronológico.
Buena parte de la debacle política que vivimos se debe, fundamentalmente, a la miopía cultural de nuestra dirigencia, a buena parte de ella. Tenemos políticos que no leen, no cultivan sus experiencias de calle con la necesaria reflexión que da la historia, la literatura o la filosofía. Y no estamos pidiendo que sean doctores con 3 posgrados, sino que vuelvan a las raíces que formaron la democracia venezolana. Caldera, Villalba y Prieto Figueroa, Betancourt, Gonzalo Barrios, Amparo Monroy Power o Gustavo Machado fueron tan connotados políticos no tanto por su formación académica, sino por su formación cultural, por ser lectores de todo lo que les caía en las manos; eso les dio las herramientas necesarias para comprender a Venezuela, para tener una visión amplia e incluyente, para ser, en definitiva, políticos con P mayúscula. Lamentablemente hoy no hay muchos así en el oficio político. Esto ha traído como consecuencia que los actores de hoy se encuentran desamparados ante las vicisitudes de la dictadura, ante la tiranía y su poder mediático y económico, haciendo desigual la competencia, pues nuestros políticos de oposición no pueden ofrecer lo que se necesita, y siguen atados a los viejos esquemas del populismo: ofrecer todo, cumpliendo poco o nada. Por eso no puede sorprendernos el asombro y la desmotivación del elector, del abstencionista opositor y del chavista: ¿para qué voy a elegir a otro que me ofrece lo mismo que el que está?
 Lectura:  No podemos competir en lo económico con la dictadura dueña del tesoro nacional, no podemos salir a regalar tanques de agua u ollas solidarias, no podemos ofrecer un mercal, una bolsa clap o un operativo médico. Eso nos iguala a quienes criticamos. Nuestra clase política resurgirá en la medida en que elaboremos proposiciones novedosas, no a partir de la dádiva o la ofrenda, sino a partir de la propia gente, dándoles no un producto, sino un espacio de libertad para que elabore, por sí mismo, una alternativa al populismo y la miseria, que repetimos, no es sólo económica, sino cultural. Eso hizo la generación del 28, eso hizo Luis Beltrán Prieto Figueroa al soñar y edificar, junto a la gente, un proyecto como el INCE. Eso hizo el partido Copei con su versión de la democracia, el social cristianismo. Eso hizo Jóvito Villalba y URD con el liberalismo.
Es imprescindible, necesario e impostergable que nuestra dirigencia política reúna a la gente, al pueblo, para entre todos conformar la proposición política y cultural que acabará con la tiranía y sentará las bases para la recuperación de la democracia y la derrota del enemigo común, ese que nos acogota, no ahora, sino hace más de 200 años: caudillismo y militarismo.

3) La tiranía, dictadura o gobierno (como quiera llamarlo)

Sí, hubo fraude, pero aun así dedicamos poco espacio para “culpar a la dictadura” pues son evidentes sus responsabilidades, criminales e irreversibles. Sin embargo dejamos 2 ¿reflexiones, preguntas, inquisiciones?
-      La clase media eligió a Chávez en 1998: en las zonas populares no salieron malos números; se perdió, pero con un porcentaje estrecho. Si la clase media hubiese votado en contra… pero no, o se abstuvieron o votaron por un militar. Hoy, la clase media eligió, nuevamente, abstenerse. ¿Harakiri cultural? Dato: la clase política proviene, mayoritariamente, de este sector socio-económico.
-      Más allá de la rabieta desgranada en frases como: “sigan votando por ellos”, “sigan revolcándose en….” ¿cuál es la proposición educativa y cultural para erradicar la miseria populista, la dependencia, la relación perversa entre voto y bolsas clap? ¿cuáles son las proposiciones educacionales de los partidos para su militancia? ¿qué propone culturalmente la sociedad civil? ¿Por qué se parecen tanto a las de la tiranía? ¿hay proyecto de educación ciudadana? Una clase media inculta eligió la tiranía, sus hijos lo siguen haciendo al abstenerse o elegir la salida por Maiquetía.
-      Bonus track: La democracia no es para vencer, sino para convencer, y para eso debemos convencernos a nosotros mismos.