sábado, 21 de mayo de 2016

CON LA UNIVERSIDAD SALARIAL HEMOS TOPADO, ROLANDO

Ante la queja de un apreciado amigo, profesor universitario, Rolando Núñez acerca del abuso, incomprensión quizá del paradigma "positivista", y el abuso del vocablo "análisis" en objetivos y marcos teóricos, le respondí, bajo los efectos perniciosos de la falta de Euthyrox, esta amarga respuesta, pero eso sí, con mucho respeto y afecto:
...Ojalá fuesen escritas bajo el "paradigma positivista"; no. Lo que unifica a los millones de toneladas de tesis universitarias despatarradas en archivos mohosos, en baños de secretaría, en archivos muertos y pestilentes, es su inutilidad, el vergonzoso gasto de papel y tiempo para "subir de categoría", para aumentar el sueldito, para el bono de "productividad" para ser investigador ppi, ppa, ppp, papapa. Por supuesto, al igual que en el mamotreto de país que tenemos, tal castillo de naipes se cae por su propio peso, ahora que los universitarios sufren el efecto cocuy de darse cuenta que no hubo tal subida de categoría, sólo de peso, que no existe tal cosa de "excelencia académica", pues los académicos ganan menos, y si me apuran saben menos, que un tornero o un mecánico automotriz, que el país le quedó grande, que cada vez hay menos matrícula, que su trabajo es cada vez menos necesario. Que el manual de tesis es tan bueno y útil como la constitución de la república bolivariana de venezuela. ¿excepciones mi apreciado amigo? por supuesto, pero esas excepciones, como en cualquier buen régimen castrador, represivo, comunista y corrupto, (hablo de las falsas autoridades, esas que pagan para que les hagan las tesis, los decretos, los títulos de propiedad en Florida, en Aruba) se ahogan entre tanto papel, entre tanto trámite, entre tanta mediocridad que ha hecho a la universidad venezolana, espejo fiel de nuestra tragedia. Ojalá fuesen tesis positivistas, ojalá fuesen estructuralistas, al menos se hubiesen opuesto al chavismo como lo hicieron Benjamin, Tzvetan Todorov, Piaget al nazismo, al estalinismo. Hoy reclaman salarios, pero pocos (excepcionales como vos) reclaman país, ciudadanía. UNIVERSIDAD. Y me disculpas la perorata matutina, sabes, la falta de euthyrox. Un abrazo... 
Foto: José Pacheco

jueves, 19 de mayo de 2016

Corrupción que no se comparte fracasa

Con esta genial frase de Carlos Monsiváis, y debajo de un considero, me puse a considerar:
De economía sé poco y nada, por lo que me gustaría que economistas y expertos en la materia corrijan, enmienden o revoquen mi opinión, pero es que no dejo de pensar que toda esta debacle, esta caída por el barranco actual no es sino la consecuencia de la corrupción en la que de una u otra forma hemos participado, aprovechado o promovido. (no acuso, sólo opino, ¿quién soy yo para juzgar?)
Es así como los que viajamos en estos años (para turistear, raspar cupo o formarse académicamente), los que compraron electrodomésticos a precios irrisorios, los que compraron vehículos subsidiados, regalados o sobornados, entre otras "bondades" de la petrochequera que caminaba, hoy estamos pagando la tarjeta de crédito para comprar caraotas a 2000, pollo a 2800 el kg y cervezas a 400.
y aquí la cuestión: ¿no estamos pagando hoy el resto de las cuotas que irresponsablemente firmamos hace 10 años? ¿no somos prisioneros de esta cuota-balón que llamamos república bolivariana de venezuela?


sábado, 14 de mayo de 2016

EL MUNDO CONTRA LA MUERTE por ALBERTO HERNÁNDEZ



Mientras el mundo marcha contra la violencia, alguien amontona preguntas para vaciarlas en una suerte de falsa elegía, en celebración de un yerro, de un fracaso. Mientras el mundo marcha contra el secuestro, contra la cultura de la muerte, Venezuela, la anclada en el discurso del peleón, pierde la oportunidad de ser parte del mundo, de revelar que tiene capacidad para hermanarse con el futuro sin condiciones. Mientras el mundo marcha a través de casi doscientas ciudades de cuatro continentes, el pequeño país -que vive entre nubes y en la niebla de sueños truncados- celebra un intento de golpe de estado encerrado en un recinto donde las voces de mando se alejan cada vez más de nuestras tradiciones civiles. Mientras el mundo –redondo y alocado- marcha en contra del secuestro, en este país un grupito fabrica las escaleras para bajar a una pesadilla, a un discurso secular, a una mancha roja. Mientras la civilización intenta salvarse de la guerra, el discurso manido y torcido, terrorista, se enseñorea contra muchos que antes creían en la paz, luchaban contra el flagelo de las drogas, odiaban la violencia guerrillera y hasta escribían versos para alejar los abusos de unos desalmados que se amparan en la sombra y en los abusos contra inocentes que son objeto de torturas.
Nuestro mundo cultural –algunas páginas y hojas parroquiales pagadas con dinero del petróleo y nuestros impuestos- hacen gala de fusil, bota y boina entre las pulgas y las niguas de una ideología que se confunde con recetas de mala digestión. Es el regreso a un pasado tan doloroso que aún arde en los libros escritos, en los poemas releídos, en las canciones repetidas, en las puestas en escena donde todos salen ilesos. Se juega a la guerra como a la lotería. El máximo jefe –“regisseur” de un enjambre aturdido- vomita balas verbales hacia todos los costados del temor nacional. Busca esconderse en sus errores, en sus cantos de sirena. Busca huir de las promesas que no se dieron.
El culto a la personalidad –gramática de una demencia que se creía superada- es hoy escenario donde se reconocen los hijos de un falso padre.
Y mientras el país se tuesta y ahoga en las playas. Mientras el país choca y se mata en las carreteras. O los mata una delincuencia sin medida. Mientras un trago de licor y un cigarrillo valen un disparo en la cabeza. Mientras navegamos hacia lo desconocido, entre tanques de guerra, desfiles militares, arengas bélicas y condecoraciones castrenses, el mundo reclama por la paz, contra el terror, contra el secuestro, contra el cobro de vacuna, contra el narcotráfico.
Bien vale un poema, una canción, un arcoíris en el alma, un amanecer soleado, un mundo sin discursos torcidos. Mientras esto pasa, que no vengan luego a decir que la traición forma parte de los que reclaman cordura.
ALBERTO HERNÁNDEZ


viernes, 13 de mayo de 2016

Cronos, revocatorio y harina pan a 800

A veces uno se levanta con dolor de barriga, enratonado o sin harina pan para el desayuno, razones suficientes para nublar el juicio, por decir lo poco; pero ¿cuándo nuestro establishment político opositor (contadas excepciones hay) que sigue entrampado en el lenguaje de la satrapía roja, tendrá la lucidez de salir de ese cerco lingüístico, pobre, militarista y violento? Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo, solía decirle Wittgenstein a sus alumnos. ¿Por qué repetir el ritornello de "los tiempos no dan" y "los tiempos dan"? ¿Qué es eso que tiene que otorgar el severo Cronos para alargar, prorrogar, medir nuestra desgracia? ¿No sería mejor, más coherente y políticamente necesario, aprovechar la oportunidad para explicar, promover e impulsar el RR a través de un discurso POLÍTICO que vaya mas allá de dar o no dar? ¿qué es entonces el revocatorio, una dádiva, algo que nos tienen que "dar"? ¿una pastillita para el dolor de barriga?¿un palito e ron? ¿un kilo de harina pan a 800? OH, Cronos, qué bajón te han dado en Venezuela, que de dios eterno pasaste a expendedor de artículos constitucionales?


lunes, 2 de mayo de 2016

De la tristeza cultural y otras especies (o el porqué no voy al teatro)

Para que Aarón David Padilla, próximo 5 de la católica, siga soñando a Maracay

Conversaba, chateaba pues, como se dice ahora, con una amiga que se fue a Chile con hijo, madre y hermana a buscar lo que sí se le había perdido en Venezuela: Paz, seguridad, trabajo, esperanza; y me decía que, debido a que trabaja de lunes a lunes, no encontraba tiempo para llevar a Aarón David al cine, al parque. Yo, entrometido perenne, comencé a decirle que buscara en la web y en la prensa escrita, actividades de los centros culturales de Santiago, música al aire libre, títeres.
De allí pasé a comentarle (y recordar soñando) que yo, maracayero absoluto, pasé una infancia fabulosa, genial, tanto así que no me di cuenta hasta ahora, hasta que comencé a contarle del “cáscara-máscara”, la fabulosa proposición de títeres del “enano” Héctor Rodríguez, los miércoles de cine en el Ateneo, donde mis ojos incipientes se colmaron de asombro, preguntas y silencios en los filmes de Kubrick, Fassbinder y Coppola. Con La Pared de Pink Floyd y La canción es la misma, de Zeppelin; de los famosos Grillitos, llenando de arte las ilusiones de los niños en caña de Azúcar. Muchos años después, frente al pelotón de este fusilamiento, habría de recordar que aquellos filmes, aquella magia, aquél teatro eran provistos por Enrico Terrentín, Roger Rodríguez, Ramón Lameda, Lali Armengol, el grillo Querales y tantos otros que hicieron de la promoción cultural y el arte una vía para reconocernos como ciudad, como lugar en el mundo.
Los domingos eran una fiesta. Con pintura al aire libre, teatro, infantil y de repertorio, y cine familiar, caminatas y ciclismo en la UCV y funciones en la escuela de arte dramático. Y si Dios estaba de tu lado ese día y jugaban los tigres, beisbol. Hoy el drama se representa en los escenarios más trágicos, en fila no para retirar la entrada, sino en cola para comer, curarte o respirar.

Hoy, bajo la mirada cómplice, mansa y cooperante de la cultura oficial, oficialista y oficiante, se suspende el concierto de Desorden Público.

Hoy, en la sumisión resplandeciente y silenciada de los directivos de la ópera bufa, recordé el atinado verso de Ramos Sucre:

Supervivientes de una raza invicta.

Hoy, El museo no exhibe a don Mario Abreu, sino los juegos del hambre en la repartición de gallinas.

Hoy, Aarón David no puede soñar en venezolano, con las muñecas de Reverón o el toro constelado.


Por eso y muchas cosas más, volveré al TOM, o al Ateneo de Maracay, sólo cuándo regrese la democracia.