La intifada cultural es el derecho adquirido por
nosotros, torturados, reprimidos y aniquilados por un régimen totalitario,
fascista y violador de los derechos humanos. Es el derecho de cada familiar,
amigo y compañero de cada asesinado, de cada enfermo sin medicinas, de cada
niño sin educación ni protección social a protestar, libre y soberanamente, en
cada calle de Venezuela, en cada puerta de hospital, en cada sede diplomática,
en cada institución corrupta secuaz del poder opresor.
La intifada cultural es la organización de las
comunidades para desmontar la mentira del poder, la doctrina comunista de un
gobierno corrompido a lo largo y ancho de sus tentáculos. Nuestra misión es
convencer, a través del diálogo, las redes, los documentos escritos, a quienes
tienen miedo, a quienes tienen dudas.
Debemos acompañar a los necesitados de un
país de verdad, con iguales oportunidades y sacrificios.
La intifada requiere de venezolanos dispuestos a darlo
todo por sus ideales, convicciones y su conciencia.
Nuestras piedras van directo a la cabeza; para cambiar
hay que pensar, y solo cambiando los pensamientos y creencias atávicas y
primitivas lograremos trascender hacia una sociedad libre y democrática: No más
caudillos, no más héroes de la patria. Hay que erradicar falsas afirmaciones de
riqueza. No somos un país rico, pues la riqueza no reposa en el subsuelo, debe
cultivarse en la cabeza. Nuestra intifada apedrea a la educación mediocre e
ideologizante, al cierre de bibliotecas, a los teatros en ruinas.
Que la cultura arroje siempre la primera piedra.
Por eso, la intifada cultural asume las barricadas;
contra la muerte, contra la violencia, contra la ignorancia de los milicos
Contra la mentira disfrazada “en colectivo”
Contra la infamia Judicial
Contra la complacencia cortesana de los politiqueros.
La intifada cultural está en guardia, atenta y con
piedras en la lengua, en la conciencia, en el derecho a defender lo que
creemos.
Intifamos o erramos.
LA "REVUELTA
DE LAS PIEDRAS" Y SUS CONSECUENCIAS
La intifada comenzó en un campo de refugiados de Jabalya
en Gaza el 9 de noviembre de 1987, cuando cuatro trabajadores árabes que
volvían de su trabajo en Israel murieron en una colisión con un camión israelí.
Miles de personas en duelo iniciaron una marcha hacia un campo del ejército
Israelí, convencidos de que el accidente había sido deliberado. (Tres días
antes un comerciante israelí había sido asesinado en Gaza y sus habitantes
creían que el conductor del camión era un pariente del comerciante dispuesto a
vengar su suerte.) El ejército israelí disparó sobre los manifestantes. Cuatro
palestinos murieron y la Franja de Gaza, una pequeña zona de tierra en la que
se apiñan 650.000 habitantes, estalló en una lluvia de piedras, cócteles
Molotov y neumáticos incendiados.
Los israelitas descubrieron estupefactos las imágenes retransmitidas
por la televisión: soldados judíos disparando a niños árabes, rompiéndoles los
brazos y las piernas. La revuelta comenzó a organizarse. Las primeras
octavillas fueron deslizadas bajo las puertas de las casas y de las tiendas. En
ellas se daban instrucciones precisas sobre los actos de desobediencia civil
A la firme resolución de los palestinos de decidir su
propio destino, de reclamar Sus derechos, su dignidad, los israelitas
replicaron con una política de mano de hierro.
http://www.edualter.org/material/palestina/intifada.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario